Trabajo homenajeó la memoria de una agente cuyo nombre lleva ahora una sala
3 minutos de lecturaUna merecida evocación, que se transformó en un homenaje formal y oficial, sirvió para dejar plasmado el recuerdo de una mujer que se transformó en un emblema de la Delegación Viedma de la Secretaría de Estado de Trabajo.
Con gran emoción y sin poder esconder el dolor de su partida, compañeros y compañeras, familiares, amigos, referentes gremiales y funcionarios se congregaron este lunes en un acto que fue encabezado por el secretario de Estado de Trabajo, Jorge Stopiello y en el que se impuso –mediante resolución- el nombre de “Espacio Lic. Alicia Guenumil” a una oficina de la Delegación Viedma.
La imposición trasciende el mero hecho del reconocimiento y se convierte en una evocación diaria de alguien que dejó ejemplos de rectitud, compañerismo, valores, esfuerzo, trabajo y superación.
Como lo mencionó Stopiello en el uso de la palabra durante el acto: “Este reconocimiento sirve para que quienes no la conocieron o la conocieron poco a Alicia y se encuentren con su alusión en la oficina pregunten quién fue y cada compañero y compañera sabrá describir mejor que nadie sobre ella”.
El acto se realizó en el patio de la Delegación en la mañana de este lunes, con todos los recaudos y protocolos sobre el COVID-19. Estuvieron además de los tres hijos y la nieta de Alicia, las subsecretarias de Fiscalización, Sumarios y Multas, María Martha Aviléz; de Capacitación y Empleo, Rina Spina y de Administración, Romina Reali y el delegado local, Roberto Zubiri.
Tras las palabras del secretario Stopiello la hija mayor de Alicia Guenumil agradeció el gesto de tan sentido reconocimiento y recordó también que “en muchas oportunidades mi mamá nos trajo con ella porque éramos chicos; nos compraba un sándwich y veníamos con ella. Eso habla de su gran responsabilidad para con su trabajo y también hacia nosotros”.
Posteriormente se pasó a la sala donde se descubrió la placa que lleva el nombre de Alicia Guenomil.
Un ejemplo de vida
“Alicia era una verdadero ejemplo, nunca la ibas a escuchar levantar la voz ni decir una mala palabra; mucho menos hablarle mal a alguien”, así recordó a Alicia una de sus compañeras de trabajo.
Trabajadora de la Delegación por espacio de 38 años y a punto de jubilarse Alicia fue una de las víctimas del COVID-19. Había empezado a trabajar como personal de servicio de apoyo; “nunca se quedó quieta y siempre siguió para adelante”, agregan sus compañeros. Es por eso que con el tiempo pasó a ser administrativa hasta llegar a la esencia misma de la Secretaría de Trabajo: la oficina de Reclamos, donde diariamente atendía a mucha gente con su calidad humana.
En sus últimos años había estudiado en la Universidad y se había recibido de licenciada en Psicopedagogía. Esperaba su jubilación para dedicarse de lleno a su nueva carrera y también a su familia.
Su partida deja un espacio vacío inmenso, pero queda el enorme cariño de los suyos y un inspirador ejemplo de vida.