El desafío del maestro rural que recuperó a sus alumnos en Atraico
4 minutos de lecturaClaudio Amaya es el director de la única escuela del paraje. Este año comenzaron con presencialidad plena luego de que tuvieran que suspender la cursada en marzo de 2020.
Además intentará reforzar a cinco alumnos que se egresarán y podrán continuar sus estudios en Jacobacci.
Los chicos de la escuela de Atraico recuperaron algo más que la oportunidad de volver al aula. Desde febrero de 2020 que no comenzaban el ciclo lectivo juntos, reunidos alrededor del mástil y cantando el Himno Nacional. A pesar de que la pandemia persiste en todo el mundo, en este paraje los maestros se esfuerzan por hacer que sus alumnos recuperen contenido pedagógico pero además encaran el desafío de acompañar a cinco niños que se egresarán para luego comenzar a delinear su futuro.
Hace tres años que Claudio Amaya se convirtió en director de la Escuela Rural 162, aunque desde el 2002 se desempeña como maestro titular en el lugar. Está a cargo de 16 niños, cuyas familias viven en el mismo paraje pero otras viajan 85 kilómetros para llevas a sus hijos. “En su mayoría pequeños productores que están resistiendo en la zona rural, con su ganado, con su producción”, describe acerca de la composición de la comunidad educativa.
A 35 kilómetros de la escuela se encuentra Ingeniero Jacobacci, “sobre la ruta 67 que conduce a Chubut”, menciona para que todos conozcan desde qué lugar entró en contacto con Radio Seis. A pesar de que nació y se formó como docente en San Luis, hace 30 años decidió mudarse a la Línea Sur. Junto a su esposa tuvieron a sus dos hijos y aprendió a vivir en una zona en la que “todo cuesta más, todo está más lejos, el clima arrasa más fuertemente”.
Pero Claudio también tiene cosas para contar sobre el lugar que eligió para su familia. Durante la charla recuerda que en 1993 estaba en el paraje Blancura Centro, se calefaccionada con leña que salían a buscar y por las noches se iluminaban con una lámpara de kerosene. Sin embargo, en la actualidad las cosas son distintas y entonces hace conocer que ahora las familias tienen luz permanente las 24 horas y que tienen gas envasado. “Son las experiencias que a uno le enseñan a querer mucho más la profesión que eligió”, comenta.
En Atraico las cosas también fueron mejorando. La escuela tiene un sistema de energía renovable con luz solar pero también cuentan con un grupo electrógeno que funciona a gas y que encienden cada vez que usan el lavarropas o la plancha para no agotar las baterías. La calefacción es posible con dos zepelines de gas y el agua les llega de las vertientes que hay en la zona.
Para este ciclo lectivo, que comenzó el pasado 7 de febrero, la escuela va a tener 16 alumnos de los cuales nueve llegan de parajes vecinos. Cada uno asiste a un curso distinto ya que se cuentan desde sala de 5 hasta séptimo grado. De hecho, este año la escuela tendrá a cinco egresados.
Los chicos que viven en el paraje asisten todos los días de 8 a 16 horas, mientras que los que viven más lejos se quedan durante dos semanas, luego viajan para visitar a sus familias y vuelven a presentarse el lunes siguiente. Aquellos que pasan el fin de semana en la escuela son acompañados por auxiliares docentes, quienes preparan algunas actividades para contenerlos.
“Venimos de dos años muy limitados en un contexto de pandemia que lo supimos llevar muy bien con el equipo de trabajo, porque nuestros chicos no tienen conectividad”, describo Claudio sobre una situación en la que el acceso a internet se pierde al alejarse de la escuela.
Pero esa situación no frenó la tarea docente. Durante la cuarentena fabricaron sus propios cuadernillos y cada diez días los llevaba en el transporte escolar hasta cada casa. Ya en 2021 comenzaron con los niños del paraje pero en agosto recibieron la grata sorpresa de que podrían incorporar a los alumnos de los poblados cercanos.
Provincia
“Intentamos seguir recuperando y reforzando el aspecto pedagógico”, explicó Claudio especialmente enfocado en los nuevos egresados. Es que sabe que su tarea es esencial para que los chicos se preparen de la mejor manera para asistir a las escuelas secundarias de Jacobacci.
Todo ese esfuerzo valdrá la pena. Para los chicos que, según la tradición, elegirán un secundario con inclinación en agrotécnica para volver al campo a ayudar a sus familias y para Claudio, quien una vez más podrá cumplir aquella misión que se propuso hace 30 años.
Fuente: Bariloche 2000 www.bariloche2000.com Crédito: gentileza Municipalidad Jacobacci