Calcatreu: Río Negro intenta romper – desde la minería – la postergación social y la falta de trabajo
9 minutos de lecturaSe acerca el 30 de agosto día en el cual, en el Gimnasio Municipal de Jacobacci se realizará la «Audiencia Pública No Vinculante» fecha en la que se espera se habilite la construcción de la mina-
En el trayecto que une Ingeniero Jacobacci con la comunidad mapuche “Peñi Mapu” en la zona denominada Lipetrén Chico, tanto de ida como de regreso, no encontré a ningún antiminero explicando su proyecto de cómo sacar de la miseria y la postergación a las familias que se encuentran viviendo, desde hace muchas décadas, en las inmediaciones de lo que es hoy el proyecto Calcatreu. En una forma de contrarrestar el certero avance de la instalación de la industria minera en la Región Sur de Río Negro.
Es más, dialogando con algunos vecinos que durante todo el año habitan la zona, al consultarle cuantas veces los han visitado las agrupaciones que se oponen a la industria, son tajantes al decir “por acá no se los ha visto, salvo, cuando vienen por su interés” en relación al voto, pero eso no sucede desde hace un lustro por lo menos.
La zona donde se emplazará el yacimiento de oro y plata que es propiedad de la empresa nacional Patagonia Gold, posee tres accesos de caminos consolidados y huellas. Uno de ellos es ingresando por el paraje Ojos de Agua, otro por Mamuel Choique y un tercero, el más directo, por la ruta Provincial 76 que une Jacobacci con Gastre en Chubut. En ese territorio, lindante al yacimiento, cerca de 70 familias de los pueblos originarios aguardan, en abrumadora mayoría, que llegue el 30 de agosto día en el cual, en el Gimnasio Municipal de Jacobacci se realizará la “Audiencia Pública No Vinculante” que exige la normativa vigente a los efectos de dar por finalizado el pedido de autorización de la empresa minera para poder habilitar la construcción de la mina.
Podrán votar ese mismo día los residentes de la zona presentes. Podrán exponer sus razones a favor o en contra quienes se inscriban previamente. Allí, en el cónclave, se aguardarán la presencia más de mil personas, y las deliberaciones, concluirán con el último orador. Este acto será controlado en forma permanente por los distintos entes del gobierno provincial, incluidos policía, salud, ambiente y minería.
La tan mentada Línea Sur rionegrina (que se extiende desde las localidades de Valcheta a Pilcaniyeu), está escribiendo sus páginas de “bisagra histórica”. Solo se debe tener presente que la minería, de ayer y de hoy, se acerca para ofrecer a la zona un cambio estructural inimaginable. El mismo puede ser más profundo como el abordado hace más de cien años con la llegada del ferrocarril que unía el Este con el Oeste, de Viedma a San Carlos de Bariloche.
Por si alguno duda, es muy fácil comprobar la incidencia ferroviaria en el pueblo o mejor dicho en los pueblos congregados a instancias de las estaciones de tren. A simple vista en Jacobacci los restos y sus estructuras vigentes delatan que las vías poseen aún vida, a pesar del paso del tiempo, los cierres tempestuosos, las políticas suicidas y la postergación castigó a muchos asentamientos donde el FFCC era el alma. Desde aquel cierre, a principio de los años noventa, al presente, ya pasaron más de tres décadas y solo se acordaban de esta zona en época electoral o como chicanas se referían a la calamidad del cierre de fuentes de trabajo, la falta de políticas sociales y productivas para ayudar a vivir mejor, mediante bellos discursos de campaña o como muletilla de reproches entre la clase política. Pero, en los hechos nada. La Línea Sur siempre era una materia pendiente para romper con el clientelismo, el beneficio para unos pocos y la postergación; siempre faltaron verdaderas oportunidades hacia un cambio de matriz económica que beneficie a los más. Si algo hicieron, fue poco y nada. Solo persistió el aguante de la gente, el espíritu de lucha y esfuerzo para los que decidieron soportar hasta la llegada de nuevos tiempos, de cambios concretos.
Hoy Calcatreu permite advertir que se está ante el inicio de un proceso reivindicativo e histórico para gran parte de la Línea Sur rionegrina. En esta oportunidad, de la mano de una inversión genuina del sector privado argentino, se pondrá en valor los recursos naturales que poseemos en la provincia.
Aparece en escena una fórmula invencible que permite especular que dará sus frutos: el Estado, (legislando, controlando y estableciendo políticas para el desarrollo regional); el inversor privado (para generar riquezas, trabajo y movimiento económico en una zona postergada) y la comunidad (acompañando y obteniendo calidad de vida para su bienestar socio político y económico de muchos pobladores). Este método da la sensación que es infalible. Si todo avanza como lo está efectuando, desde hace seis meses, habrá buenas perspectivas.
Desde que asumió en el pasado mes de diciembre su tercera administración, Alberto Weretilneck, puso a gran parte de los rionegrinos ante un hito histórico que quebraría la desintegración social, el atraso y la larga espera de un mejor porvenir. Distintos observadores entienden que esta iniciativa es una forma de dejar de dar la espalda a la Línea Sur; poniendo en valor los recursos naturales, generar riqueza y puestos de trabajo para el beneficio de sus comprovincianos. Algo que, seguramente, la gran mayoría comparte.
La minería, que la deben construir entre todos los rionegrinos, es una oportunidad para garantizar trabajo, educación, salud y desarrollo en una extensa parte de nuestra geografía que desde hace cuatro décadas demanda atención, planificación y chances que permitan alcanzar un mejor nivel de vida.
Este debe ser el puntapié inicial para que los rionegrinos pongan en valor los recursos naturales, que son estratégicos y se permiten ser transformados a los efectos de modificar una realidad cargada de frustraciones; engaños y desengaños. Es el inicio de la reivindicación para la gente de la comunidad de Lipetrén Chico y Jacobacci.
Esta inversión privada, de capitales argentinos como el grupo Miguens, propone la creación de 450 puestos de trabajo, directos e indirectos, que se relacionarán directamente con la mina. Esto es trabajo registrado; buena remuneración y calidad laboral.
Además traerá un ascendente y estable movimiento económico para toda la zona. Los expertos denominan a ese fenómeno como “cadena de valor”. Donde la zona principal de incidencia del proyecto Calcatreu tendrá a un 4,5 % de su población total que con un mejor nivel de ingreso económico. Esto representa que gastará más y aumentará así la demanda de productos y servicios de los que hasta hoy se registran en el pueblo.
Habrá más consumo de mercancías y servicios que la gente común. De esta forma se benefician el peluquero, el quiosquero, el carnicero, el heladero, el panadero o almacena de barrio. Habrá más actividad en los negocios y de esa forma se multiplicarán las oportunidades para los más.
A partir de estos salarios que hoy no existen, se restablecerá una economía que propone beneficios para vastos sectores de las diferentes comunidades cercanas a la mina. Extendiendo una demanda de insumos y servicios para la región, y con el agregado de otras profesiones hoy no accesibles en la zona de influencia.
Como dato sobresaliente y poco común, en estos últimos meses el gobierno, la comunidad y los legisladores se informaron, creamos normativas y fomentaos lineamientos claros y precisos, los cuales permitieron concretar este ámbito de debate con la participación de la sociedad.
De ahora en más, los desafíos, tras esta asamblea, deberán tender sus esfuerzos para afianzar los roles del Estado en su tarea intransferible de ser el contralor de los procesos legales para cuidar a nuestra gente y el ecosistema. Toda acción de gobierno debe ser acompañada por la comunidad, la universidad, las organizaciones sociales y el hombre y la mujer común.
Hablando de la universidad, sería más que importante que los controles y planes de desarrollo sean conformados con la participación y asesoramiento de las Casas de Altos Estudios que posee la región. Tanto la Universidad del Comahue, como la de Río Negro, tienen presencia territorial y conforman una interesante oferta académica para el tratamiento, asistencia y abordaje de las temáticas mineras. Revolucionario sería que se incorporen a este eje de desarrollo.
Sin lugar a dudas las estructuras oficiales de la provincia y la empresa deben construir confianza entre los rionegrinos. Cumplir la leyes todos, sin excepciones. Con claridad, certezas y sin renunciamientos a los valores que cimentaron los fundadores de esta provincia. De la mano de la convivencia de una industria que debe sumarse a la diversidad de las economías regionales. Hoy la minería ocupa un lugar trascendental en diferentes zonas. Sin ir más lejos, en la misma Jacobacci, en la actualidad la extracción y producción de diatomita alcanza más de doscientas fuentes de trabajo siendo la actividad privada de mayor captación de mano de obra.
Los rionegrinos, como sucede en Neuquén y Santa Cruz, deben entender que hablar y desarrollar la minería no significa renunciar al cuidado ambiental, todo lo contrario. Para ello debemos tener un Estado eficiente, contundente y confiable. Minería es una oportunidad que nos puede beneficiar a todos los rionegrinos; pueden lograrlo y por eso el camino de los últimos ocho meses culmina la etapa administrativa y social, aquí el próximo 30 de agosto.
Hace veinte años…
Ni la clase dirigente de la política provincial y menos la honestidad empresaria de los dueños y gerentes de la Aquiline Resource del año 2005 estuvieron a la altura de la circunstancia.
En aquella época el Estado quería ser parte de la conducción de los fondos y las acciones de la empresa. Por su parte, la empresa, a las claras, nunca quiso realizar el proyecto y así fue que molestó tanto a la política que los provocara e hizo todo mal, como el desafiar el poder gobernante que ante su postura generó la Ley antiminera que estuvo vigente hasta diciembre del año 2011.
En el medio, Aquiline no hizo Calcatreu, ganó un dudoso juicio en Canadá de propiedades mineras en Argentina. Seguido de ello, vendió todo su paquete accionario en 500 millones de dólares. Conclusión: un negocio inmobiliario que marcó cual era el interés de fondo. Para gobierno y empresa fue un golazo no aprobar el Informe de Impacto Ambiental y sacar la ley prohibitiva. Miguel Saiz, gobernador de entonces, solucionó un problema de candidatos y temas internos del radicalismo gobernante y la empresa inclinó su voluntad hacia recaudar millones desde juicios realizados en Canadá poco claros que le permitieron vender el proyecto Navidad en Chubut, obtenido de manera precaria su titularidad.
Esta es parte de la historia enterrada y superada en muchos aspectos. Ahora se respira licencia social, acompañamiento de la comunidad mapuche Peñi Mapu, autoridades y entidades intermedias. Un fuerte rol de los gremios UOCRA y AOMA, con actos masivos que poseen un interés genuino de saber más y estar bien informados.
No, no es lo mismo a los sucedido y experimentado hace dos décadas, hoy se exhibe una identidad por saber y querer. Las cosas que se hicieron mal en el pasado se han sabido “sanar” tras dos décadas. Existen antimineros, es bueno que estén, para comprende que siempre hay que trabajar por sostener una licencia social auténtica. No permitir que se duerman en los laureles y tener la guardia en alto para destacar que es un trabajo que se hace día a día.
También vale destacar que si hace dos décadas gobierno y empresa fueron un desastre, ahora hay otros protagonistas al que se los ve comprometidos, prevenidos y atentos a lo que pasa en la sociedad. Existe un trabajo social del gobierno que es destacable decir que no posee antecedentes en el país. Profesionalismo, estudios académicos, oídos atentos y perspectiva de equidad para el desarrollo integral que sorprenden. A esta actitud de los gobernantes se le sumó la experiencia y potencialidad de una empresa nacional que pretende, y ha efectuado, una tarea de puertas abiertas a la comunidad. Todo esto no es poco. Es importante que se lo ponga en valor.
Fuente: Prensa GeoMinera